domingo, 1 de mayo de 2016

Lectura 25 Aniversario Promoción 90 (30/03/2015)


Buenas tardes a todos,

(Disculpad mi voz, pero ayer estuve trabajando de ocho y media a diez y cuarto en las inmediaciones del río Piles, y a mí la humedad me mata…)

En primer lugar como no puede ser de otro modo, quiero agradecer al Colegio y a la Asociación de Antiguos Alumnos el haber promovido este encuentro, en el que muchos volvemos a vernos las caras después de 25 años de haber abandonado el colegio. Y quiero también agradecer el esfuerzo de dos compañeros, Iván Lobo y Javier Ordoñez, sin cuyo esfuerzo, esta convocatoria no habría tenido el éxito que ha tenido. Por último agradecer a Fernando Díaz Caneja por todas las facilidades que nos ha dado, para que todos podamos sentirnos de nuevo como en nuestra casa, como si todo este tiempo no hubiera pasado.

Y quiero antes de nada, rendir homenaje y recuerdo a dos personas que formaron parte de nuestra vida, compartiendo con nosotros pupitre y que desgraciadamente hoy no están con nosotros: José Carlos Álvarez Amandi (para todos Pepe), que tan prematuramente nos abandonara y Vicente Valdés Rubio. Ambos en nuestro corazones siguen ocupando un lugar de privilegio en esta promoción. Mi recuerdo por supuesto, del mismo modo también para todos los profesores, sacerdotes y personal que de una u otra manera han formado parte de la Historia con mayúsculas de este colegio. Aquí quiero hacer una mención muy especial a Miguel, uno de nuestros dos chóferes de toda la vida, con quien además me unía una amistad personal. A todos ellos dedico estas palabras.

Lo primero que algunos os estaréis preguntando, es: ¿por qué narices está Filippo ahí soltándonos el rollo? Y os confieso que soy el primero en preguntármelo. La verdad es que uno de los dos principales promotores de las cenas de nuestra promoción, que como sabéis llevamos organizando desde hace unos cuantos años, en concreto Iván Lobo, me llamó y me doró la píldora supongo que para quitarse él el marrón de encima. Me dijo algo así como "tú que sé que te gusta escribir, que te conoce la mayoría de la gente, que eres “políticamente correcto” (eso es que no me sigue en las redes sociales), que eres de los que fuiste al colegio desde Preescolar hasta COU...". Vamos, dicho así, unos méritos y un CV como para ser candidato a Presidente del Gobierno... Pero me convenció. Así que intentaré hacerlo lo mejor posible.

¿Por dónde empezar? ¡Puf!, ¡25 años! En realidad 26, puestos a ser rigurosos, pero que nos viene mucho mejor para evitar rimas inapropiadas en un evento tan serio y formal como el que nos reúne hoy después de tanto tiempo. 26 años por tanto y yo diría que a tenor de lo que veo desde aquí, ¡tampoco es que hayamos cambiado tanto! Claro que después de tantos años una de las primeras cosas que se pierde es la vista...

Lo típico además en estos casos, es decir algo así como que no es que hayamos sido la mejor promoción del colegio... ¡es que es imposible que pueda haber una mejor! Pero claro... luego te pones a mirar... yo miro... me fijo... y no es que busque premios nobel entre los presentes, pero sí lo más parecido: ¡a ver!: ¿cuántos futbolistas de Primera División ha dado esta promoción?, ¿o cuántos actores?, ¿ministros?, ¿cantantes?, ¿periodistas que aparezcan en las tertulia de la tele o de la radio?... ¿algún participante de GH?... ¿de Masterchef? ¿Alguien tiene una cuenta en Panamá? Diría que no... espero que no… Pero no siempre la suma de grandes individualidades forman un gran conjunto. Y yo creo que nosotros somos la mejor prueba de ello.

Porque podemos además alardear de un montón de cosas: de haber sido la última promoción que entró justo antes de que se firmara la Constitución del 78 (ahora que tanto se habla de ella) y que creció y se educó por tanto, en los albores de la Democracia. Fuimos también curiosamente la última promoción que estudió francés y la primera en recibir clases de informática con nuestro querido Padre Hevia. ¿Os acordáis de aquellos potentísimos Spectrums de 48kbs? ¡Anda que no ha cambiado ni nada la informática! Nosotros que jugábamos con las primeras consolas de videojuegos en la que los juegos se cargaban con cassette. ¿Os acordáis también de que hubo un tiempo donde había cassettes? Bueno, mejor lo dejamos ahí, que si no esto va a parecer un monólogo sacado de Yo Fui a EGB.

Volvamos por ello a nuestros méritos. En Octavo de esa EGB que ciertamente vivimos los aquí presentes, participamos de las primeras elecciones a Consejo Escolar, donde dos miembros de esta promoción fuimos escogidos como representantes de los alumnos de este colegio. Y quizás algunos no lo sepáis, pero fuimos también nosotros quienes al dejar el Colegio, fundamos la Asociación de Antiguos Alumnos, cuyo primer Presidente fue nuestro compañero Nacho Carballo, quien hoy no puede estar aquí, y al que todos conocéis y que seguramente, acostumbrado como está a los discursos y a las alfombras rojas, hubiera sido la persona indicada para estar aquí en mi lugar. Yo la única alfombra que conozco (y no es roja), es la de mi casa, ¡y pobre de mí si se me ocurre pisarla sin ponerme las zapatillas!

Pero no quisiera perderme por las ramas (ni de ciencias ni de letras, ¿siguen llamándose así?). Esta promoción ha visto también la construcción del Polideportivo, el frontón, la cafetería... seguramente muchos recordéis aquella primera cafetería oscura, casi clandestina, en los baños que había bajando las escaleras del patio que da a la entrada principal del colegio. Y recordaréis también a la persona que la llevaba, a quien conocíamos cariñosamente como el Tasqueru... uno de esos personajes que ocupan un lugar en nuestra memoria del colegio... como lo ocupan también Héctor en Conserjería, el Padre Valdivieso en Administración, o el Hermano Esteban o el Padre Corral en deportes... Por cierto, que a los que jugamos al fútbol, también nos tocó ver cómo el antiguo campo de ceniza de Contrueces pasaba a convertirse en un espléndido (para la época) campo de hierba (que nosotros llamábamos ingenuamente césped).¡Uno de los mejores que por aquel entonces había en todo Gijón y alrededores! Ahora ya sabéis que son todos de hierba artificial y los niños llevan botas de Messi y de CR. Lo que llevábamos nosotros eran lo más parecido a unas madreñas con tacos de hierro.

Pero si hay algo que de verdad creo que ha marcado a esta promoción es que fuimos la primera en ser mixta. ¡Tela! Recuerdo como si fuera hoy el día en el que volviendo del viaje de estudios de octavo, en el autocar, el Padre Emilio nos dio la noticia: habría chicas en Primero de BUP. Os podéis imaginar el revuelo que se formó... Y recuerdo también perfectamente el primer día de clase de aquel Primero de BUP: en el C éramos 41 (treinta chicos y once chicas) y la imagen era 29 chicos sentados a un lado, diez chicas al otro y una sola en ‘tierra de nadie’... porque si habéis echado las cuentas, faltaba un chico por llegar... y que por narices, cuando llegó, tuvo que sentarse con la ‘soltera’, ante las risas del resto... porque la verdad es que éramos unos, no diría que inmaduros (¡que sí que lo éramos seguro!), sino sencillamente y en el fondo, unos niños... casi igual que lo son ahora a esa edad, ¿verdad? Preadolescencia lo llaman... Algunos sé que la estáis sufriendo en vuestras carnes. A mí gracias a Dios me quedan todavía unos años...

De todos modos, aquella especie de Apartheid mutuo, duró el tiempo que tardó en llegar nuestro tutor, quien inmediatamente hizo que nos mezcláramos según el habitual y clásico orden de lista.

Así que quiero aprovechar la ocasión, ya que salió el tema, para pedir perdón públicamente a todas las chicas aquí presentes (y por supuesto a las no presentes también), por no haberlas seguramente tratado como se merecían, aunque el que estéis aquí, demuestra que en el fondo, algo de cariño además de al colegio, nos los cogisteis también a nosotros. Esperamos por ello seguir contando con vuestra presencia, cada vez más numerosa, en las próximas reuniones que seguirán a esta. 

Así que sí, resumiendo: sin lugar a dudas podemos afirmar que somos la mejor de las promociones, o al menos, la que reúne un mayor número, llamémoslo así, de peculiaridades.
Me han sugerido por otra parte que cuente alguna anécdota o recuerdo y lo cierto es que hay tantas, que no sabría con cuál quedarme. Está claro que algunas de las imágenes de aquellos primeros años, primero en Contrueces y luego ya en el colegio, están ya un tanto borrosas en mi mente, pero otras permanecen nítidas como fotografías impresas en alta resolución, como los recreos en aquel patio cubierto en las alturas de este colegio, o cuando a la salida de clase, nos tirábamos a tumba abierta por las escaleras abajo, agarrados a las verjas que protegían estas. O aquellos partidos en el patio, entre cien balones que iban de un lado a otro... ¿os habéis preguntado cómo era posible que hubiera tantos partidos jugándose al mismo tiempo y que no hubiera apenas problemas? Algún balonazo en la cara si andabas despistado… pero poco más…

Y ya un poco más mayores, recuerdo también nuestras primeras lecciones de inglés y de francés, nada más y nada menos que cuando íbamos a Quinto de EGB (también igualito que ahora, ¿verdad?, que ya con tres años mi niña me corrige cuando me oye alguna palabra en inglés). O las clases de gimnasia, anhelando que nos dieran Deporte... y sin embargo cuántas veces nos castigaban con ir al gimnasio por ‘montarla’ en el vestuario...¿Y qué me decís de nuestras prácticas en Laboratorio con el extrañable Padre Jaurrieta? Recuerdo además, que a los supuestamente más 'formales' (entres los que estaba yo, como es lógico), el último día, nos llevaban a ver cómo se destilaba orujo, que por supuesto probábamos... y que al acabar la clase el Padre nos ofrecía un poco de su Mistela, que acompañábamos con unas pastitas. Podéis imaginar cómo volvíamos a la siguiente hora de clase…

¿Y ya en COU? ¡Qué levante la mano quien no recuerde las tres gaviotas del Padre Villanueva! ¿O aquel libro del que nos leía extractos y que en mi caso nunca supe muy bien de qué iba? Que me perdone pero es así…

Pero con todo, yo creo que si hay algo que nunca ninguno de nosotros ha llegado a olvidar es nuestro himno. El himno de San Antonio María Claret. Apuesto a que hoy lo acabamos cantando... no sé en qué estado, pero lo cantaremos. ¡Y lo sabéis!

En fin, ¡cómo ha cambiado la educación en estos años! ¿Quién no recuerda, por seguir en plan Cuéntame, las collejas o los coscorrones que algunos nos llevamos en clase? ¿Las veces que nos “invitaban” a salir al pasillo? ¿O al padre Calvo persiguiéndonos por el patio con su vara para que subiéramos a clase tras el recreo? ¡Ríete tú de los Encierros de San Fermín! Y no creo que nadie de nosotros haya crecido con trauma alguno... Pero tampoco voy a entrar en este debate, aunque sí me gustaría reforzar una idea que entiendo importante: que por muy revoltosos o incluso gamberros que fuéramos, teníamos muy presente la autoridad del profesor. Como padres que somos algunos, no la olvidemos. Y recordemos siempre como hicieron nuestros padres con nosotros, que la educación empieza en casa. Nunca pongamos nosotros en tela de juicio la autoridad del maestro y nunca la pondrán nuestros hijos.

Del mismo modo, para cerrar, quiero también aprovechar para hacer una defensa a ultranza de la libertad para que cada persona pueda elegir el tipo de educación que desea para sus hijos. Y que nadie piense que esto estaba pactado... En serio, creo que en esta sociedad que dice ser tan moderna para algunas cosas, deberían haber quedado atrás viejos clichés, como cuando se decía que en los colegios de curas y monjas nos lavaban el cerebro... No sé, igual es que nosotros teníamos el cerebro a prueba de lavadoras... pero no veo muchos ‘cerebros lavados’ por aquí… Todo lo contrario, diría que hay que cada cerebro que tiene más peligro, que las columnas del patio donde nos cambiábamos para hacer gimnasia.

Nada más. Podría contar recuerdos y más recuerdos durante horas, pero creo que es mejor que eso lo dejemos para la espicha. Ahí si queréis, os cuento uno de los episodios más traumáticos de mi infancia en el colegio y del que aún tengo pesadillas: cuando en religión me pillaron copiando con la biblia abierta… Eso tiene que ser pecado mortal seguro.

Y ahora sí, solo pediros una cosa a todos los presentes: cuidaros al máximo porque dentro de otros 25 años, nos volveremos a ver aquí, y quiero veros a todos y tan guapos como hoy. Muchas Gracias, ¡Y VIVA EL CORAZÓN DE MARÍA!