martes, 20 de enero de 2015

Una foto (2)

-¡Hola Carlos!, siento haberte hecho esperar tanto tiempo. Ya sabes cómo va esto. A veces se alarga un poco más de lo previsto. Las cartas y el futuro son imprevisibles y no entienden de horarios. No quiero además que nadie se vaya con dudas, que las dudas son las cosquillas del diablo.

Carlos miró a Sara y la encontró más hermosa que nunca. ¿Habría sido capaz ella, que leía en las cartas y en las manos el destino de las personas, de adivinar el amor que sentía y el propósito de aquella visita?

-Pasa y ponte cómodo -le dijo mientras se ajustaba primero todas y cada una de las pulseras que adornaban sus muñecas y después aquel pañuelo con estrellas que llevaba siempre adornando su cabeza, en una especie de ritual que Carlos contemplaba embelesado como si de un espectáculo erótico se tratara.

-¡Dime mi vida!, ¿a ti qué dudas son las que te traen hoy aquí?

Carlos tardó en responder, recreándose en la sonrisa que Sara le dedicaba a la espera de conocer su respuesta. Aquella sonrisa gitana que le había robado para siempre el corazón y a la que ahora él venía dispuesto a entregar también el alma.

-Tengo una única duda Sara -respondió por fin, intentando que su voz transmitiera la firmeza que por los poros de su cuerpo escapaba a borbotones en forma de sudor-: ¿ves en las líneas de mis manos un lugar donde puedan dibujarse las tuyas?

Sara le miró con aquellos ojos suyos, negros como el azabache, y tomando las manos de Carlos en las suyas, más pequeñas pero más seguras, como si de verdad quisiera en ellas consultar lo que bien sabía desde mucho antes que el propio Carlos, se limitó a sonreír más enigmática que nunca antes de preguntar:


-¿De qué color las pintarías? 

sábado, 17 de enero de 2015

Una foto

Llevaba esperando más de una hora cuando por fin la llamaron. Guardó con mimo su ebook en el bolso, se ajustó el cuello de su camisa estampada de la suerte, recogió su abrigo doblándolo bajo el brazo, se puso en pie, y con una sonrisa, sin mediar palabra, se despidió del resto de personas que quedaban en la sala, mientras ella caminaba con paso firme pero al mismo tiempo disimulando sus dedos cruzados en ambas manos, siguiendo a la enfermera que la acompañaba por el pasillo del hospital hasta la consulta de su doctora, la misma que hacía ahora cinco años le había comunicado que padecía cáncer.

Durante aquellos últimos cinco años de continuos tratamientos y revisiones, Helena nunca había dejado de trabajar, a pesar de la cantidad de personas, empezando por sus padres y su hermano, que le habían sugerido y casi rogado que lo dejara, al menos en aquellos periodos de lucha más complicados, cuando las fuerzas apenas eran las justas para levantarse de la cama. Pero precisamente cuando esto sucedía, mayor entonces era el deseo de Helena por seguir sintiéndose viva, y eso era algo que sólo lograba al completo desarrollando su trabajo, como directora en el centro de estética que ella misma había abierto en Barcelona, empeñando en él todos sus ahorros, tres años antes del inicio de su enfermedad y que en sólo ese tiempo, se había transformado en uno de los más reconocidos centros de tatuajes y de arte en el cuerpo, como a ella le gustaba referirse cuando hablaba de su trabajo. Porque era así como en definitiva Helena se veía: como una artista.

Al entrar en la consulta, la doctora que en ese momento se encontraba hojeando unos informes, se levantó como un resorte de su asiento para estrecharle la mano al tiempo que la invitaba a sentarse. A Helena, que era una persona tan intuitiva como creativa, no le hizo falta esperar a que los labios de la doctora confirmaran lo que sus ojos ya le habían anticipado: estaba completamente curada.

Cuando las hojas de la puerta automática de cristal del centro médico se abrieron y puso sus pies en la calle, Helena se giró y contempló cómo éstas volvían a cerrarse. Ella, que siempre había vivido la vida disfrutando con la máxima intensidad el presente con la ilusión de que éste sirviera además para brindarle un futuro mejor, en esta ocasión, quiso mirar lo que desde ese preciso instante quedaba enterrado en el pasado. Se volvió de nuevo a la calle, sintió cómo el aire le besaba el rostro y aquel beso le recordó el de su primer amor.

Greguerías

Las greguerías son chupitos de sagaz ironía y brillante sutileza

El estrés es la tila del siglo XXI

Un extraterrestre tardaría un minuto en hablar de fútbol

Lo bueno si breve, bueno y breve es

La felicidad es un niño que no se avergüenza de estar desnudo

Una rosa sin espinas es como una vida sin amor verdadero

Los calcetines sucios siguen oliendo en la lavadora

El presente es el futuro que viviste en el pasado

La lluvia que no te moja la bebe el paraguas

La imaginación es el corazón del alma

Mis primeras palabras murieron abandonadas en la cuna

Una falta de ortografía es una llaga en la hoja

Las redes sociales nos acercan tanto a los amigos lejanos como nos separan de los cercanos

Un beso pedido es un beso perdido

Si no puedes volar, corre; si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, sueña que vuelas

Las nubes dan sombra al sol

Si un amigo de verdad te miente busca una verdad en su mentira

En la inflexibilidad de mis decisiones es donde me vuelvo más flexible

Para escribir en un folio en blanco el bolígrafo se pone preservativo

Un minuto estaba tan aburrido que decidió hacer una fiesta con sus sesenta segundos

Por más que me repita sólo acabaré por repetirme

El aplauso es como un beso: los hay sinceros y los hay falsos

Quien no tiene musa que le inspire no tiene mano que la pinte

Me encantan los animales; por eso soy carnívoro

Política, religión y fútbol: tres palillos clavados en el culo

En el parque infantil los abuelos juegan a ser padres

Con los oídos me escucho en el espejo sin reconocer mi propia voz

Nunca es suficiente si cuando parece bastante aún queda mucho

Las mariposas vuelan de flor en flor y entre flor y flor lloran sus penas

Olvidando tu nombre recordé tus apellidos

El casco protege a la carretera de los testarudos

Ser gracioso sin serlo es como ser feo y poner la foto se Brad Pitt en el espejo

No me despiertes si estoy durmiendo mas ven a dormirme si estoy despierto

Las piedras al río le hacen cosquillas en el agua

El pájaro que perdió esta pluma sigue volando por encontrarla

Quisiera vivir en Balde, donde los años no pasan

Puse una x al seso y no sé qué significa xeso

La manzana prohibida madura mientras la miras

La noche puede ser como el día pero la luz cada día está más cara

El vicio es el amante despechado de la virtud

La ira es la frustración con guantes de boxeo