Nadie como Antonio podía dar
fe que los planes no siempre salen como uno desea. "Si quieres hacer reír
a Dios, cuéntale tus planes", solía decir a sus amigos. ¡Cuántos de ellos
se había tenido que comer (planes, no amigos) con patatas! Curiosamente él, que
siempre estaba a dieta. Afortunadamente su dieta no incluía las patatas. En realidad
ni él mismo ya sabía qué incluía y qué no, tal era el baile de cambios que en
ella se producía cada vez que visitaba a su nutricionista, una vez por semana.
Y Antonio, en una más de la muchas excentricidades que le caracterizaban, solía
salir de la consulta cantando lo que podía llevar a su cocina y lo que debía
permanecer fuera de ella. Era su forma particular para memorizar todas las
cosas, no sólo su dieta. De ahí que no fuera extraño encontrárselo por la calle
y que como saludo, empleara cualquier canción, de texto incomprensible para
nadie que no fuera él.
Aquella noche había quedado
para ir a ver en el cine con su mejor amiga una de esas películas para llorar,
no por malas, sino por emotivas. Ese era el plan de Antonio para huir de su
situación personal, soltero, por más que llevara años empecinado en lograr
pareja estable, con todas y cada una de las que habían sido como la de aquella
noche "su mejor amiga", escondiéndose de ellas después durante
semanas, a raíz de sus repetidos fracasos en cada uno de sus intentos, que
precisamente no es que hubieran sido pocos. Para recordarlos y enumerarlos no
le bastarían todos los dedos de su cuerpo.
Ya al subir su amiga al
coche, le dio mala espina que lo primero que le dijera es que no podría
trasnochar mucho. Al parecer, al día siguiente tenía que madrugar, pues había
quedado con otro amigo (Antonio ni escuchó el nombre) para practicar senderismo.
Y luego lo remató con lo de que tendría que perdonarle pero en lugar de ir al
cine, prefería ir a ver a otro amigo suyo ("¿otro más?", pensó
Antonio), que actuaba en un pub con un monólogo para morirse de la risa y donde
estarían seguro su pandilla de amigas.
Antonio, que amaba ser
sincero casi tanto como a sus dichosas dietas, viendo la situación y oliéndose
el resultado al que estaba abocado su plan, decidió olvidarse de éste, tejiendo
una improvisada excusa con la que se despedirse de su ex mejor amiga.
La nutricionista. Tal vez a
ella pudiera gustarle su plan para aquella noche.
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